viernes, febrero 09, 2007

El caso Galileo, una falsificación del anticlericalismo

En la actualidad está muy difundida la idea de que Galileo Galilei fue una víctima más del “terrible” Santo Oficio de la Iglesia Católica. Sin embargo, muchas personas que se tragan todas las mentiras que salen en una televisión poco crítica, parcial y anticlerical, se sorprenderían al enterarse de algunos detalles del proceso que protagonizó una de las tantas víctimas del “ignorante y fanático clero”.

Durante las discusiones en su proceso, Galileo Galilei presentó un solo argumento a favor de que la Tierra giraba en torno al sol, que más encima era erróneo. Según él, las mareas eran provocadas por las sacudidas de las aguas a causa del movimiento de la Tierra, en contra de la teoría (que nuestro amigo Galileo consideraba como estúpida) que proponían los cardenales (hombres de ciencia, no unos ignorantes y fanáticos como la tradición racionalista y anticlericalista propone) que formaban parte del cuerpo de jueces que evaluarían sus postulados. Según sus jueces-colegas, las mareas eran provocadas por la atracción que ejerce la Luna sobre el mar, que la ciencia actual nos enseña como correcta.


En la época del juicio a Galileo (1633), habían dos teorías que dividían al mundo de las ciencias: el sistema ptolemaico (el Sol y los planetas giran en torno a la Tierra) y el sistema copernicano (la tierra y los planetas giran en torno al Sol). Lamentablemente, adherirse a una u otra teoría, no daba seguridad de estar en lo correcto puesto que la comprobación de una de las dos era imposible por los avances de la época. Es más, la primera prueba experimental que aseguraba en un 100% que la tierra giraba en torno al sol, no fue posible sino hasta 1748.


Volviendo al tema del juicio, Galileo jamás pasó un solo día en la cárcel ni tampoco fue sometido a ningún padecimiento físico. Durante todo el proceso se alojó en una vivienda con vista a los jardines del Vaticano, todo pagado por la Santa Sede, incluso con un servidor personal. Luego de la sentencia (7 en contra y 3 a favor), se alojó en la Villa Medici en el Pincio, luego se trasladó al palacio del arzobispo de Siena, un importante miembro del clero que lo había ayudado mucho e incluso al que Galileo le había dedicado una que otra de sus obras. Finalmente se instaló un su villa de Arcetri, en elegante barrio llamado Il Gioiello, que significa “La Joya”.


A Galileo no se le prohibió proseguir con sus investigaciones, incluso luego publicó un libro llamado Discursos y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias, su obra maestra. Siguió recibiendo visitas y muy pronto se le levantó la prohibición de salir de su villa, para seguir solamente con la “obligación” de rezar una vez por semana los siete salmos penitenciales, pena que duró tres años y que la “víctima del Santo Oficio” siguió cumpliendo libremente, ya que era muy creyente. Incluso llegó a ser el benjamín (predilecto) de los Papas durante buena parte de su vida.


Finalmente, Galileo Galilei muere de viejo a los 78 años, el 8 de enero de 1642, con indulgencia plenaria y la bendición del Papa.


Es impresionante como la mala información y la ignorancia produce prejuicios tan firmes en torno a un tema, que con una pequeña lectura de fuentes adecuadas solucionarían muchas de las discusiones que existen frente a estas interrogantes, pero muchos tienen pereza de fundamentar sus opiniones y toman a esas mentiras como verdades.


Vittorio Messori, Leyendas Negras de la Iglesia, Editorial Planeta, 2004, pp. 77-79.